17 de abril de 2012

De Fuensanta al cerro del Viento y vuelta a Fuensanta de Martos


24/03/2012

Nuevamente a hora tempranera y todavía con los ojos despertándose, partimos hacia Martos, para reunirnos con el grupo y dirigirnos a Fuensanta que aunque desde el año 1935 es independiente, todavía en nombre pertenece a Martos. Un paseo por las calles de casas encaladas, bajo la atenta mirada de sus vecinos que curiosos preguntan por nuestro destino. Nosotros en esta ocasión no sabemos aún, simplemente nos fiamos como tantas otras veces del buen criterio de Ciriaco Castro, organizador y alma del grupo y al que debemos tantos momentos fascinantes recorriendo los cerros y valles de nuestra amada tierra. Gracias!.

tierras de olivos
Al paso nos encontramos con muchas carnicerías, testimonio de la tradición porcina de la villa, algunas de las cuales serán visitadas en la segunda parte de la travesía: la ruta gastronómica. Caminamos a la sombra de una peña, bajo la cual tiene todos los años una conocida representación de la muerte y resurrección de Cristo. Famosa la semana santa de Fuensanta de Martos por este hecho.  Al pie, una de las numerosas fuentes de la localidad  y la "cueva" donde se haya la Virgen Negra.

"Fuensanta se confunde con su Fuente de la Negra. Ubicada en un lugar central esta fuente nos permite conocer el pulso cotidiano de la vida del pueblo. Símbolo de un proyecto común, votado popularmente, para decidir el diseño de la obra. Fuente de abundante manantial. Acompañada de gruta y de la imagen de la Virgen de la Negra.
 Con esto Fuensanta nos adentra en el significado y tradición de las vírgenes negras. Vírgenes que proceden de deidades pre-cristianas. Son deidades de la fertilidad. Son diosas – tierra, diosas – madre. Estas vírgenes, a parte de su color, están asociadas a significados de muerte, a las catacumbas. En muchas ocasiones estas vírgenes están ubicadas en criptas o en grutas. Pensamos que este es el caso de Fuensanta."
                                                                                                                                 Ciriaco Castro.

Llegamos al final del pueblo, al principio del sendero, en mitad del arroyo de la Umbría, a los pies del despeñadero y a lo alto de Fuensanta. Despeñadero  tristemente conocido por un difícil paso hacia el vacío que algunas mentes tristes  o confusas quisieron dar. 


Arroyo de la Umbría y Despeñadero
" Camino de piedras
camino de cabras
camino me quieres
camino me amas"




Fuensanta y el "despeñaero"

Atravesamos el arroyo y tomamos la vereda estrecha y pedregosa por una ladera caliza muy pronunciada. En pocos metros acumulamos gran altura y el reguero ahora es un fino hilo con numerosos saltos que percibimos más que con la vista, con el oído . Cerca del él,  podemos observar los restos de un pequeño bunquer utilizado durante la guerra civil. 

Bunker

El cielo amenaza lluvia, algunas gotas nos mojan, pero afortunadamente no empeora la climatología y las nubes suavizan la temperatura. Un día estupendo para caminar.


Volvemos a cruzar el arroyuelo para subir, atravesando un pequeño olivar, al carril que viene desde el pueblo y al que ahora no abandonaremos y que nos adentrará en un mundo de coloridos primaverales, un valle inesperado entre las montañas que nos inunda  de sensaciones, colores, aromas, sonidos.... Pero antes de tomar la pista y alimentar nuestra alma, a nutrir nuestro cuerpo junto al cortijo de las monjas.


cortijo de las Monjas Viejas

Jaenpedia:      

(http://jaenpedia.wikanda.es/wiki/Las_Monjas_%28Fuensanta_de_Martos%29 )

Cerca de Fuensanta hay una ruina llamada las Monjas Viejas. Siendo origen de su antigüedad una villa romana por los restos arqueológicos encontrados en dicho lugar.
Ya que hay conocimiento que tenían por costumbre los enterramientos cerca de la Vía Romana, como lo demuestra la tumba encontrada cerca del lugar y que se haya catalogada en el Museo Provincial de Jaén. Estos restos fueron encontrados en el año 1931. Es un cipo funerario que lleva una inscripción en latín cuya traducción es la siguiente:
"Lucio Julio Latro Arabiano, liberto de Lucio y su esposa Clodia Elafe, liberta de Lucio, aquí reposan, en el frente doce pies, en el terreno diez pies". La piedra mide aproximadamente unos 69 centímetros de ancho por 63 centímetros de alto y 22 centímetros de grosor. Esta realizada en piedra de color pardo-grisáceo, ya que por los caracteres latinos seguramente fue realizado con esmero, lo que nos lleva a deducir que debió de tratarse de personas adineradas. La realización de la inscripción señala al origen árabe de Liulius y su condición de esclavo liberado,  al igual que su esposa, es decir, de libertos. Cronología: Siglo I D.C. (entre año 14 y el 68). La villa fue utilizada tiempo después como convento, de hay viene el nombre de "Monjas". Quedan los restos de un establo donde guardaban las cosas, un trozo de la pila para el agua que venia desde el nacimiento hasta llegar a dicha pila, también se observan en el terreno restos de un molino de trigo. Queda también algo que parece ser el patio donde la gente del convento salían a jugar o a pasear.  En la zona también se han hallado diversas monedas del Siglo XVI y XVII. "

Saciado cuerpo y espíritu retomamos la marcha por el riel. Cuando parece que las colinas van a cerrar nuestro paso, aparecemos en un paisaje que se abre dentro de un valle repleto de huertas, almendros, cerezos, nogales... un sin fin de frutales, algunos en flor y otros aún deshojados, pájaros, sus cantos, nuestro murmullo, acequias, el arroyo, campesinos con la quema...risas, alegría, felicidad. El placer de andar y gozar, conocer y disfrutar.

Nos falta poco para asomarnos a la carretera que conduce desde Fuensanta de Martos  hacia los Villares, antes debemos bordear el cerro de la Yedra. A la derecha se nos queda la finca de la Beata, detrás de la sierra, se esconde su cortijada, los ciervos y los marranos jabalís. Encontramos numerosos huecos por debajo de las vallas por donde estos últimos tienen su paso.



Un kilómetro por el asfalto y tomamos la pista  que nace a la derecha para subir al punto geodésico. Unos tres kilómetros de ascensión nos restan,  acentuados en el tramo final, pero que merecen la pena afrontar para poder disfrutar de las vistas que la altitud nos ofrece.

a la izquierda la Pandera, al centro los Villares

Desde aquí podemos divisar la población de los Villares con sus imponentes sierras. En el hito de la cima, podemos tener un pie en Martos y otro en Fuensanta, o en  los Villares, estamos en el cerro del  Viento. Para llegar aquí antes pasamos por un lugar donde se realizaron en antaño unas prospecciones en busca del oro negro, observamos que resultaron infructuosas.



Tras el merecido descanso volvemos por el mismo camino hasta la carretera, y desde allí al pueblo para ahora sí, recorrer las carnicerías mencionadas al principio de este texto. Chorizos, morcillas y salchichón caen esta vez  en la buchaca para llegados al bar y  reponer los líquidos perdidos con una buena y fresquita cerveza, amortiguar  la caída de esta al estomago.  Y con esto terminamos esta doble ruta, la del sendero y la gastronómica por estas tierras vecinas de Jaén.

  

1 comentario:

  1. Ni que decir que aquí tuve que hacer la vista gorda e intentar superar una de mis fobias...ojú que mal ratito pasé por el despeñadero. Pero.... PRUEBA SUPERADA!!! jejejejeje.

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